viernes, 30 de marzo de 2012

30 de marzo, 30 años atrás

En enero de 1982 viajé al Sur con mi amiga G. Mi madre recuerda todavía nuestra imagen, en la estación de tren de Constitución (en esa época todavía se podía viajar al sur en tren, en el glorioso Roca) ridículamente dobladas por el peso de nuestras mochilas. Llevábamos latas, champúes, acondicionadores, cremas, calentadores, bolsas de dormir, libros, cuadernos para escribir... y sobre todo, una carpa de lona verde, pesadísima, que me había prestado mi amigo G. Tomamos el tren, felices, y nos fuimos al Sur. Fue, para las dos, un viaje maravilloso. Nos peleamos, como siempre, a los gritos, y nos juramos no volver a dirigirnos la palabra, como casi siempre (aún hoy). Nos trajimos dos novios (uno cada una). Conocimos sitios preciosos. Ese 1982, que parecía anunciar algunos tímidos cambios, había empezado bien, luminoso. En febrero comencé el curso de ingreso para la carrera de Abogacía, en la entonces "Facultad de Derecho y Ciencias Sociales" de la UBA. Cursaba todos los días, durante dos meses, tres materias: Historia de la Cultura, Historias de las Instituciones e Introducción a la Filosofía. El 30 de marzo tenía parcial de Introducción a la Filosofía, el último de los tres que tenía que dar. Después, había que esperar el resultado, y mirar en las largas listas publicadas en la Facultad, si el puntaje te había alcanzado para ingresar.
El horario del parcial era de 12.30 a 14.30. Me fui a darlo sin nada encima, solo el DNI en el bolsillo del jean, una birome, y algo de plata. Terminé de darlo (me saqué, después vería en la lista, un 70), me fui a encontrar con el N., y juntos, fuimos a la Marcha de la CGT. Nos corrió la cana y corrimos mucho, agarrados fuertes de la mano. Volvimos a intentar acercarnos a la Plaza, nos volvieron a correr. Vimos gente golpeada y lastimada. Corrimos un rato más, como miles de otros y otras ratones en la ratonera que había armado la cana, hasta que, creo recordar, nos tomamos un colectivo y nos fuimos para la zona norte de la ciudad, donde parecía no pasar nada. Es un hermoso recuerdo, de esos que me hacen sentir que estaba donde había que estar. Eso no pasa siempre, claro. Pero ese 30 de marzo de 1982, sí.

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